¿Te gusto el final de leal?

lunes, 5 de mayo de 2014

FINAL DE ALLEGIANT+ LO QUE QUIERO VER EN LA PELÍCULA

Tobías Eaton se encuentra sentado en su sillón en un apartamento de Chicago, mirando el lago Michigan. Ha pasado mucho tiempo desde que perdió al amor de su vida, y la edad y la perdida han hecho mella en el. Ya no es el chico alto, musculoso, y osado que era antes. Ahora las arrugas surcan su rostro y su cuerpo ya apenas pueda soportar moverse. Su vida nunca ha sido fácil y menos aún tras la muerte de Tris. Su Tris. La estirada. Tobías sonrie. No ha pasado ni un solo día en el que se haya acordado de su mirada cuando la vio por primera vez. Es el recuerdo más potente que tiene de ella. Ha vivido por esa mirada durante toda su vida y nunca ha encontrado ninguna parecida. El mundo de fuera es ahora un lugar mejor gracias a Tris. Pero nadie se acuerda de ella. Pero el sí. Ha hecho todo lo posible para que todo el mundo se acuerde de ella. Ella es la leyenda de Osadía no el. Tener solo cuatro miedos no es algo legendario. Lo peor de todo es que sus cuatro miedos se han hecho realidad. Tobías ha pasado toda su vida solo, viviendo de un recuerdo, tratando de no alimentar un dolor, que se clavaba en el con todas sus fuerzas. Su estirada. Tan pequeña. Tan bella. Tan osada. Y tan abnegada que se sacrificó. Sacrificó su vida a su lado y Tobías siempre se ha preguntado si le amaba de verdad. Su amor , quizás no era tan poderoso, para impedir que ella se sacrificase. Mira a lo lejos, al lago Michigan y al Navy Pier, donde esta la noria por la que trepo con Tris. Se subió un día para probarlo, para ver si por algún milagro ella aparecía a su lado, pero no. Siempre ha sentido una presencia detrás suya, pero nunca la ha visto. Ha derramado lágrimas pidiendo volver a verla y nunca lo ha conseguido. Se ha lanzado por las tirolinas para avistar algo de su antiguo amor pero solo ha encontrado dolor. Suspira. Y mira de nuevo al Lago Michigan. No sabe cuanto tiempo le queda de vida. Pero es tan hermoso mirar al lago. Mirar su vida. Ha tenido una vida dura, y algunos días se pregunta por que le ha tocado el. Pero luego vuelven los recuerdos con Tris y se da cuenta de que viviría esa vida una y otra vez solo por ella. Cierra los ojos y siente como algo se desgarra en su corazón...
Todo se queda a oscuras, y el siente por primera vez tranquilidad. Pero algo le asusta y abre los ojos. Esta vez ve a una chica joven, con el pelo largo y rubio y unos ojos verdes, fuertes que le miran llorando. Esta en su apartamento pero ¿que esta pasando?. Abre la boca y grita y ve a Tris. Ella le mira , sus ojos llenos de lágrimas y le dice:
-Hola Tobías. ¿Me has echado de menos?
Ah, cuanto tiempo había pasado sin que nadie le llamase por su nombre. Siempre era Cuatro, el osado, la leyenda. El hombre de los cuatro miedos. Nunca nadie le ha llamado Tobías, exceptuando su madre y Christina. Su voz es como una caricia:
-Tris ¿que haces tu aquí?¿Que me ha pasado?
-Por fin estamos juntos. Te he estado esperando, Tobías.
Trago saliva. Ahí esta ella, vestida toda de negro con el pelo suelto, inmaculado, rodeando su rostro. Sigue siendo muy pequeña. Pero tan fuerte. Sus ojos le miran con anhelo. Como un deseo. Como los ojos de un niño cuando le dan una piruleta. Como cuando saltas por el vacío y ves el fondo y encuentras la salvación.
- Me dejaste Tris. Te marchaste.
-No te deje Tobías. Nunca quise hacerlo. Pero tenía que hacerlo. Y se que lo entiendes. Habría hecho lo mismo por ti. Te amaba. Pero quería dejarte un mundo mejor.
- Pero te sacrificaste por el-escupo las palabras-le amabas más a el. No te importó lo que a mi me pasase.
Tris retrocede, herida, con su rostro lleno de lágrimas:
-Era mi hermano, Tobías. Le amaba. Era una parte de mí. Era mi familia. Y a ti también te amaba. Siempre lo hice, desde el minuto 1 cuando yo solo era una estirada para ti, yo te amé. Nunca elegí a Caleb por encima de ti. Me sacrifique por ti también. Nunca quise dejarte. No morí en vano. Quería vivir contigo.
Me quedo pensativo. Su fantasma esta ahí delante mío. O sea que caben dos posibilidades. O estoy chocheando por culpa de la vejez o he muerto.
-¿Me amas?-le pregunto, y esta vez siento como algo se resquebraja dentro de mi. El dolor , la pena, la rabia, el enfado, el tremendo amor que sentía por ella. Todo congelado en ese momento. Como una bomba atómica a punto de explotar en cualquier momento y destruirlo todo. Y a punto de inclinarse en una balanza por un lado o por otro: el odio, el enfado o el amor y el deseo
Sin embargo ella hablo, y su voz le calmo por dentro. Barrió todo el enfado que tobías sentía en su interior, todo el egoísmo, la pena la culpa, y le revivió. Fue como volver a la sede de osadía cuando ella saltó. Como cuando se te sube el corazón a la garganta al saltar al vacío. Como cuando de repente te curas por dentro y el dolor desaparece.
-Claro que te amo, Tobías. Nunca deje de hacerlo y siempre he cuidado de ti. Cuando estabas llorando a mi lado cuando morí estaba a tu lado,dandote un abrazo más, un beso más, una palabra más...Cuando te tiraste por la tirolina, estaba tan orgullosa de ti, y estaba a tu lado, cuidándote...Y cuando te subiste a la noria, aunque no me vieses estaba contigo, sonriendote, recordandote lo valiente que eras. Y siempre he estado aquí, contigo. Nunca te deje Tobías. Siempre estuve a tu lado. Siempre. Y estoy muy orgullosa de ti, Cuatro. Mi osado.
De repente suelto todo el dolor que tengo dentro, y lloró y me acerco a abrazarla. Es como un sueño y no creo que sea real. Esta muerta y yo también. Sin embargo dejó caer un grito de exclamación cuando la abrazo y la siento. Siento su piel, todos sus músculos, su respiración. La siento en cada fibra de mi ser, su respiración. Y me siento vivo. Por primera vez en años me siento vivo. Y ella me sana, me remedia. No nos sanamos los unos a los otros. Sólo tris ejerce ese poder en mí. Me separó y la miró, y esta llorando y veo su tatuaje. Y tiene cuatro cuervos. Lo acarició.
-Uno por cada miembro de la familia que deje atrás...-susurra
Y entonces lo entiendo. Soy yo el otro miembro.
Caminamos juntos y entonces llegamos a las vías de tren. Tengo la mano de Tris agarrada a mi y es tan pequeña, y la quiero tanto que tengo ganas de llorar otra vez. Entonces me mira y sonríe y veo el tren a lo lejos.
-¿Otra vez?- me mira ella sonriente. La sonrío por primera vez en mi vida, ya que nunca he sonreído de verdad desde que ella se fue y la digo:
-Será mejor que corras estirada. Habrá tarta, si lo consigues.
Empiezo a corres y Tris va delante. Me subo al vagón y noto la adrenalina, los músculos en tensión, el nudo en la garganta. Y ella sigue corriendo, bella, como un pájaro, libre, tan hermosa como el día en que decidí amarla. Y entonces la cojo y la sujeto contra mí en el tren y no pienso dejarla nunca.


Llegamos a un edificio. La antigua facción de Osadía. El sol brilla en el cielo, todo brilla, todo tiene vida, todo tiene belleza. Y Tris esta ahí a mi lado. Vestida como una abnegada. Más bella y brillante que nunca. Y yo la besó. Y ella me devuelve el beso. Y entonces se separa y me dice:
-Me acuerdo cuando llegue aquí. Y tu me esperabas abajo.
-Si, yo también me acuerdo. Creo que ese día empece a vivir-la sonrío. El sol se refleja en sus ojos y ella llora.
Y de repente me mira:
-¿Una vez más?
-Vamos, Tris, no eres humana. Pero si. Una vez más.
Y entonces ella lanza un grito, como el de una niña, y yo grito de felicidad y corro tras ella y saltamos. Y la luz del sol nos alumbra

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